“La idea es ser yo misma, demostrarme a mí misma que sí soy capaz de salir adelante, de lograr lo que quiero… ser mi propio jefe”, dice Ana Isabel Ramírez Moya, habitante de Turbo, municipio del Urabá antioqueño, mientras prepara sus famosos amasijos, producto estrella de la microempresa que hoy impulsa gracias al apoyo del programa Empropaz.
En medio del sonido de la freidora y el murmullo de todos los clientes e invitados que se acercan a su negocio, Ana inicia el relato de su experiencia con este proyecto empresarial, creado para transformar la vida de microempresarios y emprendedores en zonas vulnerables del territorio colombiano.
Según sus propias palabras, las capacitaciones ofrecidas por Empropaz han aclarado muchas dudas que recorrían su mente frente al mundo empresarial, otorgándole, además, las habilidades de ahorrar para momentos de contingencia y de luchar por alcanzar sus propósitos.
Y es que, ese es el fin principal de esta iniciativa, desarrollada por Bancamía, en alianza con USAID/Colombia, la Corporación Mundial de la Mujer Colombia, la Corporación Mundial de la Mujer Medellín y la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA); motivar e impulsar a quienes se han fijado la meta de lograr independencia económica, a través de un componente de finanzas productivas (servicios financieros para microempresarios) y otro de gestión de emprendimientos, con enfoque educativo.
De hecho, gracias a los beneficios financieros ofrecidos por el programa, al día de hoy, esta trabajadora mujer de ojos alegres y sonrisa contagiosa, se ha convertido en la primera acreedora de un crédito para su negocio, entre todos los emprendedores inscritos en esta región.
Con este Crédito Capital Semilla, esta emprendedora hizo posible el sueño de equipar su negocio, adquiriendo un horno, un congelador, un fogón industrial, utensilios de cocina y algunos juegos de mesa para el entretenimiento de sus clientes. Además, consiguió realizar una adecuación locativa, que le permitió ampliar su línea de productos (incluyendo desayunos y almuerzos) y mejorar los ya existentes.
Al estar frente a los merecidos resultados de su esfuerzo, a Ana solo le queda aconsejar a todos quienes al igual que ella, comparten la visión de crear empresa en Colombia. Insiste en que no se rindan, que sigan adelante, porque tal como ella lo ha vivido, trabajar por una mejor calidad de vida, no tiene precio.
Como digna representante de la mujer trabajadora colombiana, Ana Isabel nunca paró de amasar, de freír, de moverse de lado a lado y tampoco de sonreír, y se despide con un mensaje contundente para todos quienes escuchan su testimonio: “Les voy a demostrar que el trabajo de ustedes para mí no va a quedar en vano. Más adelante les demostraré el progreso que ha tenido mi negocio gracias a ustedes”.
Si al igual que esta luchadora microempresaria, tienes una idea de negocio en desarrollo, conoce los beneficios de Empropaz e impulsémosla, juntos.

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