A ocho kilómetros del municipio de Villagarzón, en Putumayo, se ubica Portal del Sol, un hospedaje turístico que da la oportunidad para disfrutar de diferentes actividades como senderismo, caminatas nocturnas, agroturismo, avistamiento de fauna y conocer distintas locaciones representativas de la zona.
Ceneida Alexandra Bastidas Guerrero y su esposo, John Jairo Rincón, son los artífices de esta microempresa que empezó a funcionar desde hace aproximadamente dos años. La pareja se conoció hace más de una década cuando realizaba un curso de Procesamiento de Alimentos Perecederos en el Sena.
Para ese momento, ella tenía una miscelánea en el barrio donde vivía, ya que cerca quedaba una escuela, y John Jairo trabajaba como cocinero para una empresa contratista de una petrolera. Con el paso del tiempo su relación se fortaleció y ese amor llevó al nacimiento de su hija.
Los dos siguieron enfocados en sus trabajos para poder sacar adelante a su bebé, pero el resultado fue que la familia no tenía mucho tiempo para compartir. La situación era compleja y, luego de hablarlo, la pareja tomó una decisión contundente: iban a montar su propio negocio, dándole funcionalidad a un lote de ocho hectáreas que tenían cerca al municipio. Eso les permitiría trabajar juntos y criar a su pequeña, pero la pregunta era: ¿Cómo volver el terreno un espacio productivo?
Gracias a su gusto por la educación, ambos tomaron otro curso en el Sena sobre Alojamiento Rural y pensaron que el sector turístico era una buena alternativa para montar su microempresa. Así se abordó la idea de crear un hospedaje para viajeros.
“Decidimos arrancar nuestra unidad productiva por el lado del turismo, el terreno está dentro de una finca que llegó a manos de mi familia y en sus linderos hay unas cascadas muy lindas que se llaman ‘Donde se oculta el sol’, las cuales empezaron a ser muy famosas en la oferta turística de la región y ese fue el empujón que nos llevó a crear Portal del Sol, un espacio ecoturístico en el que también trabajamos responsabilidad social y ambiental”, explicó Ceneida.
La microempresaria cuenta que en un inició fue muy complejo administrar el lugar y manejar las finanzas, ya que les costaba diferenciar entre el dinero que era del negocio y el que debían destinar para el hogar. “Escuché que Empropaz tenía programas de formación y decidí tomarlo. Con ellos pude instruirme para organizarme mejor. Antes con mi esposo trabajábamos y trabajábamos, pero los recursos que llegaban los invertíamos, no sabíamos cómo destinar porcentajes para el negocio y otro para el hogar, ellos me explicaron que lo mejor era tener un salario fijo y -de esa manera- todo podría estar estructurado”.
Ceneida es quien se encarga de la parte administrativa y John Jairo de toda la parte logística y operativa.
Con un presupuesto más organizado, la pareja ha logrado grandes transformaciones en la unidad productiva, por ejemplo, hacer adecuaciones para llevar a cabo un proceso de circulo de aprovechamiento de los recursos e iniciar otras actividades: “Todos los restos orgánicos de la cocina se los damos a algunos animales que lo pueden digerir y empezamos con la lumbricultura; pues las lombrices nos producen abono orgánico que va para la huerta que pueden visitar los viajeros, entonces es todo el circulo de aprovechamiento. Además, en la pandemia, empezamos otro proyecto que es la crianza de cerdos, pero estamos en fases iniciales. Con Empropaz aprendimos la importancia de diversificar y ante la coyuntura, es lo que estamos haciendo”, menciona Ceneida.
“Nuestro ecohospedaje se complementa con agroturismo, se pueden hacer actividades en la huerta orgánica; visitar las cascadas, las cuales son uno de los elementos más llamativos; también se puede realizar avistamiento de fauna como aves y primates; recorridos nocturnos con un enfoque educativo para aprender sobre anfibios y reptiles, además manejamos una temática para vencer fobias porque muchas personas tienen un gran temor a la oscuridad o a los insectos, es decir, tiene un fin terapéutico; y nuestro alumbrado es por medio de paneles solares para cuidar nuestros recursos”, explica John Jairo por su parte.
El microempresario sabe que la unidad productiva tiene un gran potencial para crecer, por eso desea seguir estudiando para robustecer sus conocimientos y, en ese orden de ideas, tomó el camino que ya su esposa había recorrido, ¡formarse con Empropaz!.
Ahora, hace parte del componente de formación y se encuentra en ese proceso, ya que en el futuro quiere estructurar más ideas que le permitan llevar a Portal del Sol a estar a la vanguardia del turismo en el Putumayo.
Para Ceneida, John y los colombianos que le apuestan al turismo sostenible, hay una gran proyección, ya que la Organización Mundial del Turismo ha advertido que un turista que visita destinos de naturaleza gasta tres veces más que uno tradicional. Además, es una industria que mueve, aproximadamente, US$215.000 millones al año y que crece tres veces más rápido que otros segmentos como el de los productos masivos.

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