En 2016 el gobierno colombiano afirmó que el cacao sería el ‘cultivo de la paz’ dadas las grandes posibilidades que representa como sustituto de cultivos ilícitos y su gran proyección comercial. Prueba de ello es el aumento de 520 % en las ventas de cacao a nivel internacional en la última década, cifra revelada por la Federación Nacional de Cacaoteros (FEDECACAO).
Lo que más llama la atención es que la Organización Internacional del Cacao (ICCO) revela que el 95 % del cacao producido en nuestro país es fino y de aroma, clasificación que la misma entidad solo ha otorgado al 5 % de los granos exportados en el mundo y que lo ubica en una posición más deseable para la producción de chocolates y productos de alta calidad y/o exclusivos.
Este fruto, que entre enero y octubre de 2018 fue comprado por México en un 28 %, Malasia en un 18 %, Estados Unidos en un 8,4 %, y Canadá y España en 8,1 % de acuerdo con cifras del DANE, se cultiva actualmente en 422 municipios de 30 departamentos entre los cuales se destacan Santander (38,9 %), Arauca (11,3 %) y Antioquia (9,3 %) según FEDECACAO. Pero entre los territorios con gran capacidad de producción de este cultivo se encuentra Fuentedeoro, Meta, donde hoy el cultivo de cacao se ve impulsado por Empropaz.
Fuentedeoro, Meta: territorio propicio para el cacao
En línea con lo anterior, la misma entidad afirma que Nariño, Cundinamarca, Cesar, Norte de Santander y Meta produjeron en conjunto 10.700 toneladas de cacao a nivel nacional, la segunda producción más alta en la historia, contando el último de dichos departamentos con 6.700 hectáreas sembradas de este cultivo en 2019, de las más de 936.000 aptas para esta labor según el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural – MinAgricultura.
Esta institución también afirma que son los municipios de la cuenca del Río Ariari los más propicios para esta siembra, entre los cuales se encuentra Fuentedeoro, población ubicada a 108 km de Villavicencio, con 628,79 kilómetros cuadrados de extensión y una temperatura media de 26º C.
Es precisamente por el clima de esta tierra que el cacao puede desarrollarse de forma óptima, pues es una plantación vulnerable a temperaturas inferiores a los 21º C y que a la vez, crece mejor en la sombra, ya que la calidez extrema puede afectarle también. Por lo mismo, el área de bosque existente en el municipio equilibra el ambiente para que el cultivo pueda darse de forma efectiva.
De otra parte, el cacao es sensible a la escasez de agua, por lo tanto, la humedad resultante de su cercanía con el río resulta en una característica idónea para su cultivo, aunque debe ir de la mano con un correcto método de drenaje para evitar el encharcamiento del terreno.
Además, gracias a las características agrológicas del suelo de Fuentedeoro, que le permiten ser usado en un 42,87 % para fines agrícolas, es perfecto para el crecimiento del cacao, el cual requiere por naturaleza suelos ricos en materia orgánica, profundos y con topografía regular para alcanzar su mejor desarrollo.
Pero nada de esto daría frutos si esta población no contara con excelentes vías de transporte terrestre, capaces de conectarlo con Villavicencio, Bogotá y otras capitales que impulsen su comercialización local e internacional, así como con canales de conexión fluvial como los que actualmente existen en el Río Aríari para conectar con veredas aledañas.
Y aunque hoy por hoy el municipio se ubica en el primer lugar de producción platanera a nivel nacional, por ofrecer el fruto de la mejor calidad de todo el país, gracias al trabajo y la dedicación de los microempresarios de la región, cada día es y será más reconocido por su cacao fino de aroma.
Empropaz impulsa el potencial cacaotero de Fuentedeoro
La buena proyección de este cultivo es bien conocida por José Ruperto Hoyos, participante del programa con 20 años de experiencia como cacaotero, quien hace 6 se especializa en la producción de cacao de la mejor calidad o tipo Premium (fino y extra fino) el cual ha sido reconocido como ‘Cacao de Oro’ del departamento del Meta y también, ha conseguido exportar a países como Estados Unidos y Canadá.
Pero más allá de los ingresos permanentes, que por fortuna siempre ha tenido gracias a la producción de su empresa ‘Finca Santa Mónica’, lo que más inspira a este microempresario a mantenerse en el negocio es “que han sido uno de los negocios que van muy de la mano con el mejoramiento del medio ambiente, además, es un trabajo que se puede realizar en familia”, ya que los clientes internacionales valoran de sobremanera los procesos sostenibles, justos y responsables a la hora de comprar este producto.
Aún con más de dos décadas de experiencia en el mercado, José ha encontrado en Empropaz, programa que conoció hace un año, el acompañamiento necesario para mejorar sus procesos pues ha aprendido a llevar los procesos contables de su empresa, los inventarios y a la vez “cómo hacer una planificación y un control de calidad (…) importantísimo ese tema, puesto que nosotros producimos cacao de calidad”.
De esta manera, Empropaz consigue impulsar la economía de sectores con gran potencial, que están atravesando procesos de posconflicto. Anímate a conocer todas las regiones atendidas por nuestro programa aquí.

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