En el municipio de Santander de Quilichao, ubicado en el departamento del Cauca, vive Diana González, una emprendedora de 32 años y madre de un niño de 5 años. Junto a su mamá y su suegra tenían la convicción de que querían ser independientes económicamente y tener una mayor solvencia.
Aunque Diana vivió muchos años en la ciudad de Bogotá, trabajando como ecónoma, es decir, encargándose de supervisar el personal y administrar los elementos de una cocina, su deseo de tener su propio emprendimiento la llevó a volver a su tierra natal, donde con el apoyo de su suegra y de su mamá decidió iniciar con 100 gallinas para que produjeran huevos sin tener una idea muy clara de qué hacer para que su negocio funcionara bien.
Por esa época conoció al programa Empropaz gracias a una vecina y fue con el apoyo del programa que Diana logró consolidar su unidad productiva. Con Empropaz, ella logró tener el impulso que necesitaba, ya que con la formación y el acompañamiento continuo le ayudaron a darle forma a su idea hasta hacerla realidad y hoy después de un año y ocho meses, Diana es una emprendedora que busca crecer cada día más con su emprendimiento. Gracias a un crédito al que accedió con Bancamía por ser parte del programa Empropaz, pudo invertir en su negocio, comprando más animales.
El emprendimiento de Diana ha crecido a un ritmo muy rápido, inició con 100 gallinas ponedoras, pero con el tiempo compró 5 cerdos para criarlos y posteriormente venderlos, y desde entonces su negocio se ha ido expandiendo, también en gran medida, debido a la clientela que ha logrado fidelizar lo que le ha permitido constituir un negocio sostenible.
Su éxito también ha traído desafíos, pero en su caso ha sido algo positivo. “En estos momentos los clientes me están pidiendo una demanda que no logró tener y llegan y me insisten mucho, creo que ese es el mayor reto que he tenido hasta el momento, pero resulta siendo también una ventaja porque me impulsa a querer crecer”, menciona Diana. De hecho, planea solicitar otro crédito después de pagar el actual con el fin de tener una mayor capacidad de producción.
En el futuro, ella sueña con tener uno o varios galpones de gallinas ponedoras, generar empleo para otras mujeres de la región con el objetivo de ayudarles a promover su independencia económica.
Hasta el momento, lo que más aprecia Diana de su proceso con Empropaz es el apoyo constante de Ámerica Sánchez, su asesora empresarial, quien se ha encargado de resolver todas las dudas que le han surgido durante la creación de su negocio y, además, fue quien le enseñó a manejar las cuentas, administrar los recursos y a llevar un registro adecuado de sus finanzas, lo cual la impulsó a empoderarse y liderar su negocio de una mejor manera.
