En 2016 nació un emprendimiento liderado por Rubiela Guerrero Marín, una mujer de 52 años, oriunda del municipio de Orito, Putumayo. Al salir del colegio su hija decidió estudiar Control Ambiental, pero al momento de graduarse del SENA (Servicio Nacional de Aprendizaje), Rubiela notó que en su municipio no había lugares en donde los jóvenes y en especial su hija pudieran realizar sus prácticas, a raíz de esto, ella decide emprender creando la Fundación Eco Amazónico.
Después de haber trabajado en un casino petrolero, recolectando los residuos que estos generaban y convirtiéndolos en compostaje y lombricomposta, Rubiela emprendió con la Fundación para facilitar a los jóvenes de este municipio un espacio de aprendizaje, un ahorro de tiempo en desplazamientos y una forma de aportar al crecimiento y desarrollo de su comunidad; también decidió trabajar con mujeres cabezas de familia, quienes han sido víctimas del conflicto armado.
La Fundación inició con el apoyo de su hija y de 6 mujeres que salieron del mismo casino en el que trabajaba Rubiela. Hoy son 11 madres cabezas de familia y jóvenes del SENA que se han sumado al proyecto. Juntos buscan solventar dos problemáticas que hay en su comunidad: la necesidad de tener un lugar estable y cercano para realizar sus prácticas laborales y la de mitigar el impacto ambiental de los residuos que las fruterías de su municipio generan.
En 2019 Rubiela conoció el programa EMPROPAZ, con el que ha logrado capacitarse y formarse en temas como estrategia de mercado, conocimiento de clientes, creación de alianzas y “lo más importante que me enseñó EMPROPAZ fue el desarrollo social y familiar para crecer como negocio y como familia”.
Con la Fundación Eco Amazónico, Rubiela se acerca a las fruterías del municipio, recolecta los residuos orgánicos que estas generan y a base de estos genera composta y lombricomposta, que después comercializa entre sus amigos, conocidos y dueños de las fincas cercanas, “lo más difícil ha sido educar a nuestra comunidad en cuanto al uso y recolección adecuada de los residuos que generamos en el municipio, llevamos desde el 2016 trabajando en esto, pero algunas personas se niegan a aprender” menciona Rubiela.
En los colegios de su municipio dicta talleres para que los más pequeños aprendan la importancia de la recolección de estos residuos y el impacto que pueden tener en el medio ambiente. Su misión más importante es fomentar el cuidado del medio ambiente y enseñar a su comunidad que en el campo pueden tener las mismas oportunidades que en las grandes ciudades, que no es necesario dejar sus hogares para crear empresa, ni para buscar una mejor calidad de vida y que si se quedan en las regiones pueden aportan al desarrollo y crecimiento de sus comunidades.