El emprendimiento de Paula Luna nació hace pocos meses en Carepa, en el corregimiento Zungo Embarcadero, debido a que a su esposo, Francisco Javier Ruíz, no le alcanzaba para cubrir sus necesidades básicas.
La urgencia por contribuir con los gastos del hogar la motivó a emprender en la cría de pollos, a pesar de que no es muy cercana a los animales. “Yo no pensé que iba a llegar a trabajar con animales porque soy una persona muy casera”, cuenta Paula, que ni siquiera era capaz de coger un pollito.
De todas maneras, en los últimos meses ha aprendido a manipular los pollos, desinfectar sus espacios, cuidar su alimentación, protegerlos del frío y, además, todo lo relacionado con la gestión de un emprendimiento que apenas da sus primeros pasos.
Una pequeña luz que guía en la oscuridad
La familia de Paula está compuesta por su esposo, a quien conoció hace 16 años, y sus tres hijos. El mayor es Jhon Alexander de 14 años; la segunda, María Alejandra, tiene 10 años, y el tercero, Justin, tiene 7. El balance entre ser esposa, madre y empresaria es complejo, pero hasta ahora dice que ha sacado tiempo para todo.
En esta aventura de emprender recibe apoyo de Francisco y John Alexander, pues son quienes están ahí para ella, tanto en las labores diarias como en el apoyo emocional.
Francisco le ayuda a manejar los animales, a venderlos y siempre la anima cuando parece decaer. Por ejemplo, hace poco murieron 4 pollitos por las bajas temperaturas, entonces su esposo la consuela y le dice que no se preocupe, que pueden reponerlos después.
Mientras que su hijo mayor le ayuda a ponerle cuidado al corral, que queda en casa de la mamá de Francisco, también les echa comida y agua o les pone una cortina cuando hace frío.
Luna creciente: para sembrar lo que requiere una larga germinación
Fue una amiga la que le contó sobre Empropaz y el acompañamiento que el programa le brinda a los emprendimientos. Su asesora socioempresarial ha sido Martha Lucía Rojas, quien ha acompañado el negocio de Paula en diferentes aspectos, como por ejemplo, en la estructuración de precios, creación y manejo de presupuesto, la concientización sobre la importancia del ahorro y la inversión, así como también en la construcción de un plan de negocio, a proyectar un equilibrio entre su vida personal y su negocio, apertura de nuevos mercados y gestión de redes sociales.
Además, Martha siempre está pendiente de las emprendedoras y las anima cada vez que asisten a las capacitaciones y talleres de los temas. Paula resalta que “el apoyo es grandísimo. A veces a uno le hace falta esa persona que le diga que sí puede”.
El proceso con Empropaz la ayudó a sentirse más segura de lo que estaba haciendo, sobre todo, porque a través del programa pudo acceder a un crédito semilla con Bancamía.
Esto le permitió materializar su sueño y comprar 40 pollos, su alimento, vitaminas y algunos utensilios básicos para su cuidado como bebederos y comederos. Paula expresa un enorme agradecimiento por el apoyo que le ha brindado el programa, su gran sonrisa al hablar de su proceso de emprendimiento lo confirma.
Luna llena: la totalidad
A Paula Luna todavía le queda camino por recorrer. Por ahora, su labor más apremiante es elegir un nombre para este cuarto hijo que es su emprendimiento. En el futuro anhela tener un espacio propio y grande para criar los pollos, también diversificar su emprendimiento con gallinas ponedoras y cría de cerdos.
Luna nueva: renovación emocional, física y energética
Aunque es poco el tiempo que lleva navegando en el océano del emprendimiento, si Paula pudiera aconsejar a otras personas que quieren hacerlo, les diría que busquen opciones, toquen puertas y que no desfallezcan.
“La verdad es que a veces fracasamos, pero no debemos quedarnos ahí. Los obstáculos están para mejorarnos”, dice Paula, como se dice popularmente: ‘Sacar de lo malo, lo bueno’.
Ella misma se ha enfrentado a un proceso de transformación y, sin duda alguna, hoy a sus 30 años es una mujer más segura y empoderada de su negocio. Antes pensaba que no podía, pero se ha demostrado que es capaz de muchas cosas con valentía y esfuerzo.
Su asesora ha sido testigo de este cambio tan importante, pues no solo ha aplicado lo que ha aprendido en su negocio, sino también en su vida diaria, siendo más activa. “Ha sido un proceso muy bonito el que he vivido con Empropaz y Bancamía, estoy muy agradecida”, puntualiza Paula que, como las fases de la luna, ha cambiado poco a poco.