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Elsy Vallenilla, una emprendedora que transforma vidas a través de la elaboración de zapatos especiales

Durante la década de los años 70 e inicio de los 80 la poliomielitis (polio) paralizaba a mil niños en 125 países; es una enfermedad que, en su forma más grave, provoca lesiones a los nervios o parálisis y, en algunos casos, puede llegar a provocar la muerte.
 
Este padecimiento aquejó a Elsy Vallenilla, una colombiana de 49 años que a los nueve dejó Colombia con su abuela para establecerse en Venezuela. Hoy, se convirtió en una emprendedora, con una unidad productiva dedicada a la fabricación de zapatos a la medida para personas que, por secuelas de la poliomielitis, quedaron con alguna condición de discapacidad como la desviación de cadera, amputaciones, juanetes, parálisis o inmovilidad de una extremidad.
 
Sin duda, es una historia llena de valentía y resiliencia. Elsy llegó con su abuela a Maturín, ciudad del estado de Monagas siendo una niña, terminó su colegio y -muy joven- se casó. A los 17, cuando apenas iniciaba su primer matrimonio, nació su bebé. La unión con su pareja no duró mucho y se separó a los dos años. En ese momento, con su abuela, deciden radicarse en Isla Margarita, destino turístico del país vecino.
 
Allí, dedicó su tiempo a ser madre, trabajar y formarse, ya que ingresó a una escuela de artes y oficios, donde aprendió a ejercer diferentes actividades desde peluquería, crochet, macramé, costura y calzado.  Al mismo tiempo, trabajó en comercios, tiendas y almacenes. En una visita al club colombo-venezolano, conoció a otro colombiano, con el que, en la actualidad, lleva casada 30 años. 
 
Durante un proceso, Elsy superó el polio, pero para esa época, al no existir una vacuna y como apenas se estaban estableciendo los protocolos para su tratamiento, las secuelas quedaron en ella, dejándola con un pie más grande que otro.
 
“Empecé a usar un calzado especial porque los productos comerciales me hacían daño. De un momento a otro me juré a mí misma que le iba a solucionar este problema a otras personas que estuvieran en la misma condición, desde ese momento me propuse trabajar por un calzado inclusivo para ellos”, señaló la mujer.
 
De esa manera y bajo la premisa de luchar por un calzado inclusivo, ella y su esposo dieron un primer paso; abrir una empresa de maniquíes donde ella capacitaba a otras mujeres en la producción de calzado, gracias a lo aprendido en la escuela de arte. Luego vino la crisis de insumos en Venezuela y tuvieron que cerrar, además su esposo presentó complicaciones renales, eso sumado a la dificultad de hallar medicamentos hizo que los esposos colombianos tomaran la decisión de retornar al país que los vio nacer.
 
En 2018, después de un poco de más de tres décadas viviendo en la República Bolivariana, arriban a Yopal, con el objetivo de tener un nuevo comienzo. Elsy trajo consigo una máquina y, con el poco dinero disponible, compraron material para arrancar nuevamente su negocio. Arreglaban zapatos, tapizaban muebles o se dedicaban a la modistería, la templanza era de acero y se le medían a lo que surgiera.  
 
“Estando en Yopal llegó nuestra primera Navidad en Colombia, en esa temporada elaboramos un gran número de juegos decorativos para muebles y, con ese dinero, compramos otra máquina para hacer zapatos y tapizar, luego las ventas se pusieron lentas y una hermana me brindó la oportunidad de irme para Medellín y la tomé”, cuenta.
 
Se ubicaron exactamente e Itagüí, allí abrieron el taller de calzado, pero se especializaron en el desarrollo de zapatos personalizados para personas que tienen alguna condición de discapacidad, lo que les ha permitido cambiar la vida de muchos colombianos.
 
“En agosto del 2020, cuando estaba iniciando el emprendimiento, por ser colombiana retornada, me informaron del programa Empropaz y la oportunidad de tomar formación especializada, así que no dudé en inscribirme. Un primer aspecto en el que me instruyeron, uno de los que más me ayudó, fue a trabajar mi parte personal y así desarrollé un arraigo, ese acompañamiento social de hacerme entender que estoy viviendo el acá y el ahora, me fortaleció en la parte humana, comprendí que si me quedo pensando en el pasado no voy a lograr salir adelante, eso me ayudó a esclarecer la mente y superar tristezas”, aseguró la emprendedora.
 
Elsy, además detalló que, al estar iniciando con su unidad productiva, Empropaz fue una fuente de consolidación para estructurar un modelo de negocio que le dejó crear metas claras y precisas, donde entendió que brindar un excelente servicio al cliente es un valor esencial para un negocio, un elemento que para ella no es problema pues -precisamente- su emprendimiento nació con el fin de ayudar a transformar la vida de los demás.
 
“Nuestro producto estrella es el calzado para las personas con diferentes problemas, me esfuerzo por hacer unos apuntados muy lindos, que las personas no se sientan incómodas al usarlos, que les sean cómodos y que les brinden una mejor calidad de vida, pero también son inclusivos desde el punto de vista económico, ya que en el mercado hay unos muy costosos y hay quienes no tienen dinero para adquirirlos”, precisó Elsy.
 
Multiservicios Elsy Moda es un emprendimiento que le ha apostado a la felicidad de quienes han atravesado momentos difíciles. Es una unidad productiva basada en la resiliencia de su creadora y quien no duda de su capacidad para para salir adelante a pesar del pasado que la hizo migrar dos veces de los lugares que consideraba su hogar.  “Persistir, resistir y nunca desistir de los sueños que uno se propone”, ese es su lema. 

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