La Organización Mundial de la Salud atribuye a los alimentos fermentados tres beneficios principales: la fermentación inhibe el crecimiento, la supervivencia y la producción de toxinas; puede mantener la calidad y las propiedades deseables de los productos; y reduce la presencia de carbohidratos (especialmente almidón y azúcares) ya que son la principal fuente de energía de los microorganismos en fermentación, lo que ayuda a digerirlos y aumenta la densidad nutricional.
Desde muy joven Zulay Cecilia Ospino Rodríguez, una mujer de 39 años, se preocupó por comer de manera saludable, por eso, siempre intentó tener hábitos alimenticios apropiados. Esta mujer nació en Chigorodó, Antioquia, donde creció con sus padres. En su infancia vivió en otros municipios como Carepa y Apartadó.
Al terminar su bachillerato, ella se radicó en Medellín para realizar una carrera técnica, allí estuvo cuatro años y se graduó de Tecnología en Sistemas de Información, luego regresó al Urabá donde tuvo distintos trabajos en comercios como cadenas de alimentos, empresas financieras, entidades gubernamentales y hasta en una empresa de litografía.
Pero su gusto por consumir productos naturales y seguir dietas adecuadas nunca cambió, al punto que decidió empezar a distribuir este tipo de productos, elaborados por un laboratorio de la región, para ganarse la vida.
“La idea era promover una alimentación más balanceada en el municipio. Quería que más personas tuvieran la alternativa de comprar alimentos saludables para sus desayunos, almuerzos y cenas. Desde ahí me enfoqué al tema naturista como un estilo de vida, un entorno laboral para mí y la manera de desarrollar conocimientos al respecto”, detalló Zulay Cecilia.
En ese proceso pasó más o menos un año, de repente, entre el mundo naturista, ella conoció un producto llamado kombucha, una infusión con propiedades probióticas que se prepara con té y se fermenta.
“Empecé a consumir kombucha, pero me sobraba bastante producto, entonces al pensar qué hacer con todo el sobrante, dije, esto también puedo comercializarlo y venderlo, en ese momento nace mi emprendimiento ‘Tono Saludable’. Me documenté, miré las propiedades e investigué sobre los alimentos fermentados y dije: el negocio debe ir en ese camino y arrancó el emprendimiento”, narró la emprendedora.
Como muchos otros que inician en el mundo empresarial, tuvo que formarse y realizar talleres de fermentación de alimentos, estudiar sobre plantas y los procesos de este tipo de productos, pero -además- quería conocer cómo fortalecer su unidad productiva y darse a conocer. De esa manera, indagando y participando en una feria campesina, conoció a Empropaz.
Se inscribió al programa y se concentró en su formación, donde en un primer momento, se enfocó en adquirir las herramientas que le han permitido trabajar el posicionamiento de su marca y establecer una estrategia de marketing, pues para ella esa era una prioridad en su momento.
Asimismo, Zulay Cecilia expresa su agradecimiento a Empropaz las enseñanzas recibidas en relación con el manejo del área administrativa, ya que pudo organizar temas como la facturación y las finanzas. “Entendí que debía estructurar y distribuir presupuestos para manejar cuentas claras, de esa manera, guardar unos ingresos personales y otros para el emprendimiento. Al igual, me explicaron podía empezar a generar alianzas comerciales cuando participara en las ferias y hacerlas con otros emprendedores, eso me ayudó bastante”.
Con sus primeros cultivos y procesos de fermentación promocionó los productos y tuvieron buena acogida, donde los artículos estrella que se posicionaron de Tono Saludable fueron el queso crema 100% artesanal, el cual ya cuenta con la certificación de análisis de laboratorio, tabla nutricional y reconteo probiótico. Al ser artesanal no tiene conservantes ni químicos, hecho con sal marina y especias, lo cual ayuda a promover la salud intestinal y en refrigeración dura hasta 20 días en perfectas condiciones.
El otro producto reconocido es una leche probiótica deslactosada hasta en 90%, lo que la convierte en un producto más amigable para el organismo. La emprendedora los comercializa por medio de domicilios que ella misma hace, pero también a través de diferentes ‘tiendas verdes’.
“El proceso de fermentación de los productos dura entre 24 y 48 horas, el procedimiento de fermentación se hace gracias a una simbiosis de hongos, levaduras y bacterias, que se usan en los alimentos, entonces yo elaboró lo que son los cultivos madre, por llamarlos de alguna manera, y de allí se desprende la fabricación de los alimentos”, explicó Zulay Cecilia.

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