“Shirapta en la lengua de los indios motilones significa ‘la estrella que más alumbra’; eso me lo contó un tío y me gustó mucho esa idea para darle un nombre y concepto a mi emprendimiento”, cuenta Dahyana Daniela Martin, una caraqueña de 40 años que en el 2017 llegó a Bogotá para rehacer su vida.
Aunque nació en la capital venezolana, creció en Ciudad Bolívar al sur del país, junto con sus padres y dos hermanos. Allí inició sus estudios en Administración de Empresas, pero por diversos factores no los culminó. Luego, se trasladó nuevamente de región y residió en Valencia, estado de Carabobo, donde se formó en Diseño de Arquitectura Interior y logró obtener su título profesional.
Con diploma en mano, la venezolana comenzó a trabajar en algunos proyectos de construcción de forma independiente; luego, una empresa la contrató a medio tiempo. Para aprovechar el tiempo restante que le quedaba cada día, tomó la decisión de entrar en el mundo del emprendimiento y montó un restaurante, al que le dedicaba la otra mitad de su espacio laboral.
Desafortunadamente, a los seis meses de inaugurado el negocio, el centro comercial donde se ubicaba sufrió un incendio que lo dejó en ruinas, por lo que todos los locales tuvieron que cerrar. Aunque por este incidente su negocio terminó de una forma inesperada, tener un primer emprendimiento le permitió a Dahyana ganar mucha experiencia y conocimiento.
Siguió laborando en el sector de la construcción durante dos años más, pero por diferentes razones su contrato terminó. “En ese momento me hice un juramento a mí misma de dedicar toda mi energía a construir un nuevo emprendimiento y formar un negocio propio. Así tomé el camino de la costura elaborando bolsos reversibles, entonces poco a poco incursioné en el mundo de las hamacas”, detalla la emprendedora.
En Venezuela estos artículos se comercializaban muy bien, y esto le generó buenas ventas que la llevaron a oficializar el nacimiento de ‘Shirapta’, una estrella que alumbró en el mercado de ese país por cerca de 18 años. Por la coyuntura que allí se empezó a vivir, los insumos para la fabricación de nuevos artículos no llegaban o estaban a precios sumamente costosos, así que la empresa tuvo que cerrar.
En 2017, Dahyana junto con su esposo, hijo y madre, vinieron a Colombia para visitar a su hermano, lo que coincidió con la decisión del Gobierno Nacional de otorgar el Permiso Especial de Permanencia (PEP), al cual pudieron acceder y -por ende- tomaron la decisión de quedarse.
Una nueva historia
En Colombia debió romper su promesa de no volver a ser empleada y tomó una oportunidad para trabajar como asesora comercial en el Centro de Convenciones Gonzalo Jiménez de Quesada, así lo pudo hacer durante otros dos años, hasta que su contrato no se renovó.
Esa puerta que se cerró le abrió una vieja y conocida ventana, puesto que una tía le dijo que le ayudaría a que Shirapta reabriera y en esta ocasión sería en Colombia. A finales de 2019, empezó a promocionar por las redes sociales sus hamacas, columpios para viviendas y masayas (sillas que se cuelgan dentro de las viviendas), entre otros, los cuales han ido teniendo una muy buena acogida, al punto que en este 2021 logró hacer una venta internacional a Perú.
“Me iba bien, aunque uno de los grandes problemas de muchos emprendedores siempre es el adecuado manejo del dinero. Al hacer mi proceso de formación con Empropaz y conocer el cómo hacer un plan de negocios pude mejorar en ese aspecto, esto fue fundamental para implementar estrategias y tener una mejor organización del dinero”, señaló la caraqueña.
De esa manera, ella ahora separa un presupuesto para insumos y reinversión del negocio, sin mezclarlo con sus ganancias o sueldo, ya que antes no tenía claro la manera de manejar esto y eso daba como resultado que no le quedara un rubro suficiente para los gastos personales o para manejar caja en el emprendimiento.
Según Dahyana, el acompañamiento psicológico que le han brindado desde Empropaz es una de las partes que más le ha gustado del programa, ya que “estamos haciendo un trabajo de amor propio y autoconocimiento que me ha servido montones, es algo que me ha servido para entenderme a mí misma y para ser una mejor emprendedora”.
Para ella es algo esencial, ya que es un apoyo emocional que sirve para fortalecerse como persona, más cuando debió dejar su país para instaurarse en Colombia, lo cual representó prácticamente empezar de cero y todo ese soporte se convierte en una motivación para seguir triunfando lejos de su tierra natal.

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