En su juventud Karen Alicia Palacios dejó su natal Turbo para irse a estudiar Diseño Gráfico a ‘la ciudad de la eterna primavera’, Medellín. Soñaba con aprender los secretos de la profesión y -de alguna manera- crear arte a través de sus bocetos.
Durante el tiempo que estuvo alejada de Turbo, ella recordaba y extrañaba los momentos que compartía con su familia, sobre todo con su abuela, quien le enseñó a cocinar a ella y a su hermana; era todo un rito reunirse para disfrutar de los platos que elaboraba y -a la vez- ir aprendiendo de los secretos de la cocina.
Después de tres años, se graduó como tecnóloga y regresó a su municipio. De esa manera, volvió a compartir con sus allegados que pertenecían a una comunidad religiosa, por lo cual eran muy devotos y dedicaban parte de su tiempo a estar allí. Comenzó a trabajar y a desarrollar experiencia en diferentes cargos donde elaboraba piezas gráficas. En ese momento, su vida fluía: estaba cerca de su familia y ejerciendo como profesional.
De un momento a otro quiso probar suerte en España, donde duró un año, pero no fue lo que esperaba. De nuevo alistó maletas y llegó a su querido Turbo. Sabía lo complejo que era conseguir un puesto laboral, así que se propuso una meta personal: “voy a ser generadora de trabajo y a contribuir en la economía como empleadora”. En ese momento, ella no tenía muy claro cómo cumplir con su propósito, pero sí sabía que el camino que eligiera debería unir dos de las cosas que más le gustaban en la vida: el diseño gráfico y la cocina.
“Imaginando cuál podía ser el emprendimiento que mezclara esas dos cosas, noté que en Turbo existían muchas panaderías tradicionales, pero no reposterías. Entonces le aposté a la idea de una que produjera tortas y productos decorados con diseños creativos, pero también que a los clientes les ofreciera la decoración de fiestas o alguna ocasión especial. Desde ese momento supe que eso era lo que había buscado por tanto tiempo”, cuenta Karen.
Inició entre 2018 y 2019 a ofrecer las decoraciones y tortas para fiestas que diseñaba desde su casa, así se fue dando a conocer, ganó clientela y el emprendimiento fue tomando un auge importante, por lo cual, en febrero de 2020, fundó Amelia Repostería. Como los pedidos iban en aumento, le propuso a su hermana, quien es chef, que fuera parte de la unidad productiva e incluyeron a su madre y a su prima.
Precisamente, cuando se creó la repostería, les informaron que en el municipio estaba Empropaz, una iniciativa de formación para emprendedores y microempresarios; eso llamó la atención de Karen y se inscribió en el programa para obtener conocimientos y aumentar las posibilidades de tener un negocio exitoso.
“Yo no quería quedarme con un negocio pequeño. Lo que más deseaba era algo que fuera tomando más importancia y Empropaz me ha brindado el acompañamiento y la formación necesaria para hacerlo posible. Por ejemplo, me han dado metodologías para ahorrar y poder reinvertir en el negocio. Con ese dinero que pude guardar, compramos maquinaria para aumentar la producción y estamos en el análisis de tener un lugar más amplio para darle celeridad a los pedidos”, destacó la emprendedora.
Pese a que la pandemia ha sido una prueba difícil para los negocios del país, Amelia Repostería se ha convertido en un símbolo del emprendimiento en Turbo, eso les ha permitido posicionarse como un lugar donde la gastronomía familiar da un toque especial a los alimentos. Karen, cuenta que los productos más pedidos son las tortas con diseños; los cupcakes; las tartas de zanahoria y manzana; la torta marmolada (vainilla y chocolate), además de las decoraciones para festejos especiales como cumpleaños, donde ella sigue ejerciendo el diseño.
“Sin duda algo de lo que más valoro de Empropaz, es que nos hicieron entender que los consumidores son lo más importante y hay que fidelizarlos. Eso nos hizo tomar la decisión de que nuestra atención al cliente sea diferente y utilizamos herramientas para brindar un acompañamiento personalizado y que las personas se sientan acogidas por parte de nosotras, como si fueran parte de la familia Amelía Repostería más que un cliente”, concluye Karen.

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