Solo hasta 1950 el municipio conoció su actual nombre: Carepa. Antes era conocido como Playa Veracruz y hasta 1983 recibió la categoría de municipio. Tiene una población de casi 48 mil habitantes donde el 84.7% es urbana. Hace parte de la zona centro o eje bananero de la subregión de Urabá, además alcanza una extensión territorial de 384 km2, limita al norte con Apartadó, por el este con el departamento de Córdoba, por el sur con Chigorodó y por el oeste con el municipio de Turbo. Se encuentra a 329 kilómetros de Medellín, capital de Antioquia.
Es imposible desconocer que, como muchos territorios de la región, ha sufrido la crudeza de la guerra. En la actualidad se registran 27.000 personas en condición de víctima, eso representa el 48% de la población, según datos de la Red Nacional de Información. Eso no ha impedido que los habitantes y el municipio le apuesten por crecer socialmente desde su base económica.
La agricultura ha sido -históricamente- la fuente de ingresos y trabajo de los hogares: cuenta con una amplia diversidad de cultivos debido a las condiciones agroecológicas, la capacidad del suelo y las condiciones climáticas. El cultivo que predomina es el banano para exportación, ya que Carepa se convirtió en el principal productor a nivel regional al aportar el 80% de los cultivos, llegando a generar 4.600 empleos directos.
En menores cantidades, también se encuentran otros productos como plátano, maíz, yuca y cacao. La ganadería también tiene una relevancia destacada dentro de la economía al ocupar el 37,15% del suelo de acuerdo con el Plan Agropecuario Municipal, con predominancia de cebú, bufalinas, caprinos y porcinos. No obstante, y por recomendaciones de los estudios realizados para medir el impacto del cambio climático en la región, se ha sugerido la diversificación del uso del suelo y la posibilidad de combinar la actividad ganadera con cultivos silvopastoriles, aspecto que ya se viene impulsando desde la Secretaria de Agricultura y Medio Ambiente.
Una tierra rica para aprovechar
La capacidad de sus suelos permite el cultivo de diversos frutales de calidad. Actualmente, se viene incrementando la producción de maracuyá y frutales con grandes posibilidades por la aceptación en el mercado nacional e internacional como lo son el mango, carambolo, aguacate, coco, guayaba y arazá.
Vale la pena destacar que muchos de los emprendedores y microempresarios de la zona, no han podido aprovechar la riqueza de la tierra y las múltiples opciones que ofrece para robustecer sus unidades productivas por la falta de capital o de conocimiento en frente a temas administrativos, financieros o de emprendimiento, entre otros.
Al identificar estas necesidades, Bancamía, entidad que lidera el proyecto, le ha apostado a la prosperidad del municipio al apoyar a 1.328 habitantes, los cuales se han visto beneficiados con finanzas productivas, es decir, han tenido acceso a microcréditos; productos de ahorro, inversión o seguros, entre otros.
De igual manera, un total de 25 emprendedores y 14 microempresarios han tenido la oportunidad de recibir formación para que desarrollen habilidades que les permitan hacer crecer sus negocios, eso -a su vez- les traerá como resultado la transformación de sus vidas y ser parte de la reactivación económica del municipio, el departamento y el país. Jhadier Salas Quejada, asesor socio empresarial de Empropaz, quien hace parte del acompañamiento a los emprendedores en Carepa, comentó: “El proyecto impacta para transformar vidas. Les permite a los emprendedores desarrollar habilidades por medio de la transformación de las mentalidades y la manera de trabajar, pero todo encaminado a permitir el crecimiento de sus unidades de negocio. Es todo un aporte de conocimiento y desarrollo de herramientas comerciales y administrativas; muchas personas tienen una idea de negocio que no la pueden aterrizar o sus negocios son muy pequeños, trabajando con una visión diferente se le permite evolucionar para crecer, impactando de manera positiva la economía del municipio y la región”.